IBON LANDA / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

En cualquier aspecto de la vida, profesional o personal, la consecución de un gran logro puede traer lo que se denomina un periodo de ‘valle’. Exceso de confianza, relajación tras lo conseguido… Algo lógico pero que la Selección Femenina, con Lucas Mondelo desde el timón, ha buscado que no se dé desde el 2013; desde ese año en el que verano a verano se han superado y campeonato a campeonato han mostrado que quieren más. Este verano, toca el EuroBasket de la República Checa y tiene ciertas connotaciones que lo hacen muy especial.

Terceras de Europa en 2015, antes de lograr la medalla de plata en los pasados Juegos Olímpicos, España tiene ante si un torneo importante en sí mismo y también porque será el campeonato internacional oficial anterior al que tenga lugar en España en 2018; el Mundial. Por ello, además de que Mondelo y su equipo irán a por todas en un EuroBasket que contará un grandes equipos; también habrá un cometido a largo plazo, el de seguir progresando como grupo, como equipo… para esa gran cita de 2018.

España lleva subiendo al podio los últimos cuatro torneos disputados con dos Europeos, un Mundial y unos Juegos Olímpicos. Ese logro habla muy claramente de la solidez de un grupo que si en su esencia ha estado formado por un grupo de jugadoras; también es verdad que esa órbita en la que se ha apoyado Mondelo estos cinco años para hacer sus convocatorias ha contado con un abanico de un par de decenas de mujeres.

UN EUROBASKET EXIGENTE DE INICIO

Pase lo que pase en el sorteo del viernes, el formato de competición del Europeo no deja despistes o por lo menos castiga esos despistes. Con una primera fase muy corta con tres partidos; sólo el que quede primero tendrá ‘premio’. Los cuatro campeones de grupo pasarán directamente a cuartos y esperarán a su rival del partido definitivo ya entre segundos y terceros. España ya vivió un formato así en el Mundial de Turquía de 2014.