ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Dos nominaciones indiscutibles, por encima del resto de candidatos.
Ricky Rubio fue el timón insustituible de la Selección Masculina campeona del mundo y
Astou Ndour se consolidó como una de las mejores jugadoras interiores del baloncesto europeo.
11 años después de su debut como internacional absoluto en los JJOO de Pekín, Ricky exhibió la
más plena madurez de su baloncesto.
Además, en el partido de cuartos de final frente a Polonia se convirtió en el máximo asistente de la historia de las Copas del Mundo, superando las 105 del argentino Pablo Prigioni. Al final acabó el campeonato con un total de 130 asistencias en 24 partidos disputados en las tres ediciones en las que ha participado, y unas medias de 16,4 puntos, 4,6 rebotes y 6 asistencias por partido. Jugó un total de 211 minutos en los 8 partidos.
Para Ricky, siempre más enfocado a lo colectivo que a lo individual, el resumen del oro y de su MVP fue que
“hemos dado una lección de vida”.
Astou, por su parte, fue una pieza fundamental del oro de la Selección Femenina.
Acabó el Eurobasket entre las tres máximas reboteadoras y las cinco máximas anotadoras. Sus registros fueron de 14,8 puntos, 8,2 rebotes y 1,5 asistencias por partido, con un acierto del 85% en los tiros libres. En total jugó 156 minutos en los 6 partidos del equipo.
“Creo que todavía estoy soñando –dijo-, estoy muy contenta y muy orgullosa de este equipo, que ha trabajado día a día. Esto es el fruto por el que llevamos trabajando años. Es impresionante”.