MIGUEL PANADÉS/ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Fue un homenaje a la armonía, al baloncesto sutil, efectivo, brillante. Fue el reencuentro de un grupo de amigas que además son extraordinarias jugadoras, que además se empeñar en componer siempre y  entre todas una melodía perfecta, que además sonríen y desde esa sonrisa construyen un baloncesto tan sencillamente maravilloso. Su predisposición mental y física, su predisposición a entregar, desde el salto inicial, todo el talento que poseen a ese objetivo común que se llama Selección volvió a plasmarse, esta vez en Logroño, ante las cámaras de Teledeporte, y para desespero de una selección sueca que perdió en el primer minuto a una de sus jugadoras más importantes, Adbi, pero que, al margen de esa adversidad, se encontró con un sunami de baloncesto del cual fue incapaz sobrevivir.

Para el grupo que dirige Lucas Mondelo es indiferente el marcador porque su ritmo es constante, su propuesta de baloncesto es permanente, porque cada defensa es un reto para imposibilitar el juego del adversario, cada recuperación un propósito de contraataque y cada ataque posicional un clínic de táctica al servicio del talento, buscando dar el balón siempre a la jugadora que tiene más capacidad y disposición para finalizar la acción en canasta. Palau, Cruz, Torrens, Nicholls y Lyttle formaron un quinteto inicial capaz de encontrase con los ojos cerrados, capaz de identificar cada ventaja desde unos automatismos que las convierten en los mejores músicos delante de la partitura más armónica. Las rotaciones iniciales y en la primera parte dieron entra a actrices brillantes y conocedoras de su papel, como Domínguez, Gil, Xargay.

Daba igual si Suecia buscaba cambiar el guión del partido refugiándose en una zona porque ésta era convertida inmediatamente en “manta corta” por el equilibrado ataque español. En un impecable ejercicio de concentración y de eficiencia España “mataba” el partido progresivamente hasta llevar el luminoso a un incontestable 49-18 al descanso, un resultado impensable para unas y otras antes del inicio pero que reflejaba de manera diáfana lo sucedido en veinte minutos de exhibición. Dos cuartos que abrían la ventana hacia el futuro e invitaban a soñar con todo lo este grupo de estrellas quiera proponerse en el futuro.

En la segunda parte y con el marcador y la clasificación resuelta -69-34 al final de tercer cuarto -,  España siguió construyendo juego, proponiendo ideas, desarrollando el baloncesto. Y lo hizo de la mano todas sus “actrices”, las protagonistas y las fundamentales de reparto. Quevedo, Ouviña, Pascua, Lo,... completaron un cómodo y brillante partido, un grupo de talentos que pasó por La Rioja transmitiendo tanta calidad en el presente como ilusión por un futuro que abre la ventana de par en par.