En su primer partido en el Torneo Provincia de Palencia España derrotó a Canadá firmando una meritoria actuación, de menos a más, repleta de dificultades en la primera parte y sumando nuevas y positivas sensaciones en su preparación hacia el preolímpico.
MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Nuevo escenario para nuestra selección, nuevas situaciones a las que saber adaptarse en ese camino hacia las citas decisivas. España convivió con el desacierto en su inicio de partido ante una Canadá que hizo valer su calidad, su capacidad competitiva. Nuestra selección supo sobrevivir a una situación incómoda en los primeros minutos en los que ni se conseguían tiros liberados ni, cuando estos aparecían, se afrontaban con la puntería necesaria. Un 5-9 en cinco minutos que evidenciaba el éxito de las defensas sobre los ataques y que reflejaba un partido trabado. Pero una gran selección es aquella capaz de saber “jugar mal” sin descomponerse, de saber compensar con oficio la momentánea falta de inspiración en espera de minutos mejores. Y como la calidad siempre acaba fluyendo, España encontró en Alba Torrens las habilidades necesarias ir variando poco a poco el guión del partido que llegó al final del primer con epate a 15 y mejores sensaciones para el grupo dirigido por Lucas Mondelo.
Cambios defensivos en una España activa, más dinámica en las transiciones con un ritmo alto impulsado progresivamente por las tres bases, primero Laia Palau, luego Silvia Domínguez y más tarde Cristina Ouviña. Argumentos en los cerebros y motores del equipo para que por dentro se bregaran las interiores Nicholls, Gil y Luci Pascua mientras en el perímetro y como generadores y finalizadoras esos tres talentos llamados Torrens, Cruz y Xargay. Hay muchas sumas en este equipo, muchos activos capaces de insistir en la amenaza, de generar juego desde el talento y siempre desde el esfuerzo. Y la consecuencia de todo ello es que siempre se compite y ante Canadá al final del primer tiempo la ventaja mínima (30-28) invitaba a pensar en que la inercia favorable impulsaría una nueva victoria de España.
Y el talento está en la pista y en el banquillo, y Lucas Mondelo siempre aparece con una propuesta que libere, que active, que potencie al equipo. Y su propuesta al inicio de la segunda parte fue salir con Xaray, impecable en la segunda parte como “falsa cuatro” y pese a que Nicholls se fue al banquillo por tres faltas, la propuesta se mantuvo con Xargay de “cuatro” y Gil de “cinco” y lo que debía ser una adversidad por falta de centímetros se convirtió en una virtud por la velocidad y versatilidad ofensiva, abriendo la pista, encontrando más caminos hacia el aro, acelerando el ritmo de un partido que a medida que avanzaba presentaba cada vez más alicientes. Un parcial de 24-12 en el tercer cuarto distanció a España catorce puntos en delante (54-40). En esos diez minutos se había fusionado una extraordinaria defensa con un eficaz ataque y para satisfacción general partido se rompía.
Y en esa línea ascendente, dominando los dos lados de la pista, España fue ampliando poco a poco el marcador convirtiendo en aparentemente fácil (64-41 en el minuto 35) un partido que había nacido con mil complicaciones y demostrando esa capacidad que identifica a los grandes equipos y que les permite sobreponerse a los minutos “malos” para revertir los partidos y acabar imponiendo todas sus virtudes pudiendo además dar oportunidades de exhibirse a todas sus jugadoras, especialmente Leonor Rodríguez aprovechando los últimos minutos para mostrar su indiscutible calidad.