Minuto de silencio en memoria de Quino Salvo en Gijón, en el penúltimo partido de preparación de la selección española. Ante Nueva Zelanda, primera derrota de la gira en confirmación de la dificultad que entraña rendir siempre cerca de la excelencia. El jueves, 19:00 Teledeporte, segundo acto.
MIGUEL PANADÉS / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Escenario de máxima dificultad, de rival rocoso, de marcador adverso, de cansancio en piernas y de mente dispersa en los inicios más viajando ya hacia Nantes que estando por lo que sucedía en cada momento. Primeros parciales perdidos (9-15 en el primer cuarto) y claro mensaje de Lucas Mondelo a sus jugadoras: “Esto es un toque de atención”. La adversidad en determinados momentos confirma la dificultad que entraña hacer las cosas bien de manera regular. Nada sale por inercia por mucho que aparentemente parezca que nuestra selección navega siempre con viento a favor. No, para que el juego fluya hace falta máxima concentración e intensidad además del acierto necesario. En la primera parte (22-27) el gran mérito de España fue sobrevivir al partido pese a los bajísimos porcentajes, pese a lo ingrato que estaba siendo el partido con todas ellas.
A las nuestras no les gusta perder ni en los “cinco contra cinco” de los entrenamientos y lejos de dejarse ir conscientes de que las dificultades ya habrá que solucionarlas realmente cuando los resultados sean trascendentes, insistieron en meterse en el partido saliendo del vestuario tras el descanso. Apretaron los dientes, bajaron el culo en defensa, todavía más, se metieron en un guión diferente al que se habían acostumbrado en las últimas semanas, un guión menos dulce pero apasionante. Hay partidos para disfrutar vestidas de gala y otros para trabajarlos con el mono de trabajo puesto. Frente a Nueva Zelanda tocaba este último. El viento soplaba en contra, y el marcador se complicaba al final del tercer cuarto (32-43).
Nadie se rinde en esta selección acostumbrada a ganar y al inicio del último cuarto, con otra propuesta defensiva planteada por Mondelo, se fueron reduciendo diferencias, con los referentes dando un paso adelante, con las jugadoras sacando el orgullo y el espíritu competitivo que las caracteriza. Ya no era un amistoso, ya no era un partido de preparación. Era un reto por sacar adelante un partido jugado en el escenario de la dificultad máxima. A cada reacción española una repuesta neozelandesa y cuando el partido estaba en la fase decisiva (45-48) inoportuna lesión de Laura Nicholls. Aún así a falta de un minuto nuestra selección conseguía dar alcance al rival (52-52) como premio a la persistencia aunque esa satisfacción se esfumó con una canasta final de Nueva Zelanda que les dio la victoria.